Juan Jose Torres
Tuvo una infancia humilde y con mucho sacrificio llego a competir en los Juegos Panamericanos de Canadá – Comenzó a practicar el deporte a escondida de sus padres – Hizo guantes con los más importantes boxeadores que dio la Argentina – Pase, lea y conozca la vida de unos de los deportistas más destacados de nuestra ciudad ¿Dónde nació y como fue su infancia? Nací en Colón provincia de Buenos Aires y mi infancia estuvo en el campo. Éramos once hermanos y vivíamos en la zona rural. Nos criamos como pudimos, algunos fueron a la escuela y otros no. Por ese entonces pensaba en que podía hacer y fue ahí donde me decidí por el boxeo. ¿Qué edad tenía? 11 años. Mis padres no sabían que yo había comenzado a practicar este deporte, se enteraron unos años después. Al principio les decía que iba a jugar con los chicos al club y aprovechaba para pelear; el problema surgía cuando aparecía con una ceja cortada y mi madre se enojaba. Unos años más tarde me fui a vivir solo. ¿Qué le dijeron al enterarse que era boxeador? Se enteraron mucho tiempo después. No me dijeron nada, pero no les gustaba. Recuerdo que cuando llegaba de la pelea y me acostaba mi madre venía con una vela para ver si estaba cortado o lastimado. Era muy difícil. ¿Dónde se fue a vivir? A Pergamino, donde la pasé bastante mal. Vivía con otro chico boxeador pero éramos muy jovencitos y nos costaba mucho poder sobrevivir, hasta que a los 20 años me vine a Rojas. ¿Fue el único de los 11 hermanos que se dedicó al boxeo? Fuimos tres los que nos dedicamos a este deporte, pero mis otros dos hermanos al tiempo dejaron. ¿En Pergamino tenía un gimnasio donde practicaba? Si, fue donde comencé en esta actividad. Estaba con Víctor Loiacono quien me permitió hacer las primeras peleas. Un día me entero que había un campeonato nacional en San Juan y me anoté. Primero había que pasar la eliminatoria zonal, la cual gané. Mi viejo no quería saber nada que boxeara y tenía que trabajar en el campo así que agarré el caballo, fui hasta la ruta, lo dejé atado a un poste, hice dedo hasta San Juan. Mi viejo se enteró cuando llegué por que le avisaron que no me buscara. Por suerte gané y fui campeón Nacional Eso fue en 1960 a los 19 años y tenía que hacer el servicio militar. Me propusieron que cuando lo terminara volviera para retomar la carrera en aquella provincia, pero finalmente vine a Rojas y empecé de nuevo. Aquí había una camada de muy buenos boxeadores, Atila, Puzzo, los Ascención, Aguilar, Molina (padre) ¿Qué recuerdos tiene de aquellas peleas en el campeonato nacional? Era una época muy linda. A esa edad uno quiere pelear y competir; vivía entrenando, estaba muchas horas en el gimnasio, menos correr todo lo otro lo hacía con gusto. ¿Recuerda con quien fue la pelea final? La verdad que no. Me acuerdo que fue un rival duro a quien le gané por puntos. ¿Siempre le gusto el gimnasio? Si, dejaba de trabajar de albañil y me iba a entrenar, todos los días. El entrenamiento en esto es fundamental, tenés que estar muy bien físicamente. Háblenos sobre la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos … Yo me tuve que ir dos días antes de la competencia (eliminatorias) porque no tenía plata. Mis compañeros estuvieron un mes antes entrenándose y eso es mucha ventaja; si uno tiene la posibilidad de entrenarse durante treinta días con profesionales es totalmente diferente, yo llegué sobre la fecha y corría con mucha desventaja, tenés que estar concentrado y afinado con los demás boxeadores. ¿Quiénes eran sus compañeros? Víctor Galíndez, Víctor “Aconcagua” Ahumada, Mario Omar Guillotti. Ellos tuvieron la suerte de poder estar un tiempo antes en la Capital para el entrenamiento correspondiente a una competencia de estas características, pero por cuestión de dinero no pude viajar, porque la estadía estaba paga pero para los gastos personales uno tenía que disponer de dinero y yo no lo tenía. Llega la medalla de plata en Winnipeg 1967… ¿Qué recuerda de esa etapa? Llegué con 130 peleas, la mayoría ganadas, solamente dos o tres perdidas una sola por nocaut. Hice cuatro peleas. Gané las tres primeras y quedamos tres boxeadores. Se hizo un sorteo y uno quedó libre. Pero el que ganaba la primera pelea tenía que enfrentarse con el que estaba “fresquito“el mismo día. Gané y fui por el título con un norteamericano. Perdí por puntos. El yanky era mejor, pero yo estaba agotado. Había hecho dos peleas en menos de doce horas. Una locura Lo pase muy bien, en una sola pelea me las vi mal, creo que fue con un cubano, recuerdo que cuando llego al rincón le digo a mi entrenador: “¿Perdí por nocaut?” y me dice: “No, estas peleando”, no recordaba nada, estaba perdido, luego me recompuse y finalmente termine ganando. Todas las peleas de ese campeonato, salvo la final, las gané por puntos; solo pude voltear a uno que representaba a Canadá. No era muy golpeador, no era fuerte. ¿Que otros boxeadores integraban aquel equipo? Mario Guillotti, Victor Galindez, “Aconcagua“ Ahumada. Muy buen equipo ¿En que categoría compitió? En medio-pesado, estaba en 78 kilos aproximadamente. ¿Cuál fue su principal característica como boxeador? Me gustaba que el rival viniera a mi; si no venía los molestaba un poco. En el boxeo te metes en el juego y no salís más, hay que darle para adelante. No tenía una pegada fuerte, pero era bastante vivo. ¿Qué boxeadores conocidos había por esos años? Carlos Monzón, Nicolino Loche, eran muchos lo boxeadores buenos. ¿Usted a quien tenía como espejo? Nicolino Loche, pero no era fanático; a mi me gustaba lo que hacía yo. ¿Quiénes fueron sus entrenadores? Cuando comencé en Pergamino Víctor Loiacono, ya en Rojas estuve con Higinio González, también con un mendocino muy conocido, Diego Corrientes y posteriormente con Calderon. ¿De quien aprendió más? Con Diego Corrientes, porque trabajaba con profesionales. En realidad aprendí de todos. Con Víctor empecé de cero, me hizo debutar, participe en el nacional y me dejó muchas enseñanzas; fueron mis primeros pasos. ¿Donde entrenaba en Rojas? Primero en el Rivadavia, luego en el Centro de Agricultores y por último en Sportivo ¿Cuántas peleas protagonizó? Unas 140 o 150 más o menos, fueron muchas. ¿Y cual es la que más recuerda? La que más recuerdo fue con un brasilero llamado Alberto Lowe de peso pesado. El había venido a Pergamino para pelear con otro rival, quien no puedo enfrentarlo y me llamaron a mi. Pesaba arriba de los 100 kilos, yo era muy chico para la categoría de él. Recuerdo que cada vez que pegaba me movía todo, pero finalmente logre el empate. A lo largo de su carrera estuvo con boxeadores muy importantes… Si, tuve la suerte de poder entrenar con Ringo Bonavena, con los hermanos Cañete, con Loche, en el Luna Park. Eso sucedió porque cuando uno iba desde el interior a la Capital te daban la posibilidad de entrenar como sparring y te pagaban. Como uno estaba con el dinero justo te servía para poder sobrevivir. ¿Qué sentía al estar con ellos? Sentís alegría, emoción, era un sueño cumplido. Uno nunca se imagina que puediera estar al lado de ellos. Queda otra etapa, los Juegos Latinoamericanos en Chile… … Donde anduve muy bien. Perdí la final con un chileno al que tiré dos veces y me la dieron perdida. Fue un robo. Cuando volví dije no peleo mas ¿Le costó dejar la actividad? No, para nada y te voy a explicar porque. Estaban las eliminatorias para los Juegos Olímpicos, entonces acá me habían prometido dinero.Les dije que si era verdad que me iban a ayudar económicamente para poder viajar y competir que lo necesitaba ya y como no me lo dieron fui a la Capital para hacer una competencia previa y me deje perder. No podía continuar en la actividad sin el dinero necesario como para hacer las cosas bien. Lo dejé sin ganas de seguir, me di cuenta que me iba a hacer golpear inutilmente, porque uno cuando es chico se expone a todo pero también se debe pensar que luego lo puede sufrir de grande. Por ese motivo deje el boxeo. Tuve la oportunidad de pasar al profesionalismo, pero ya era muy grande, tenía 27 años. Hubo una propuesta para pelear en Rosario contra un tal Cardozo, a quien le había ganado como amateur y no la acepté porque entendí que ya era tarde. ¿Con quien y en donde fue su última pelea? En Pergamino con Leiva como rival, le gane por puntos y luego dije no peleo más. Unos años antes había dejado la actividad pero como seguía yendo al gimnasio para estar en estado me insistieron y me convencieron para volver y volví, pero esa fue mi última pelea. ¿Le dejaron secuelas los golpes? Por suerte no, estoy bien y sano gracias a Dios. ¿En alguna pelea lo golpearon mucho? Si, en Baradero, un tal López. Fui muy convencido de que podía ganar y cuando estaba arriba del ring me dio frío lo que hizo que no pudiera reaccionar. Me golpeó de tal modo que perdí por nocaut. Fue mi única derrota por esa vía. A los dos meses tuve la revancha y se la gane muy bien, hice lo que quise con él. ¿Fue de respetar a sus rivales? Siempre. En realidad los respetaba pero subía al ring y los atacaba, nos les permitía que se agrandaran, porque se hace muy difícil poder vencerlos en esas circunstancias. ¿Cambio mucho el boxeo de aquellos años al de la actualidad? Si, bastante. Antes era más bruto, más fuerte, la mayoría éramos gente muy pobre, peleábamos después de trabajar, no nos quedaba otra. Era otro boxeo. Antes no había control de nada, quizás peleábamos dos veces por semana porque no teníamos licencia ni ningún control, hasta podíamos llegar a pelear con otro nombre. ¿En Rojas hubo buenos boxeadores? Hubo muchos chicos que andaban bien, pero guapo como Molina padre nunca vi, no tenía mucho boxeo pero se hacía matar arriba del cuadrilátero, una guapeza como pocos. ¿Qué fue el boxeo en su vida? Gracias al boxeo tengo muchos amigos, gente que me aprecia no solo en Rojas sino que también en otras ciudades. Eso dice además que uno no fue jodido. Me dio la posibilidad de conocer otros países como Chile, Brasil, Canadá, lugares que con mi propio dinero nunca hubiese podido hacer. En mi vida hice lo que quise. Fui boxeador, me casé con la mujer que amé. Hoy soy muy feliz. Le estoy agradecido a la vida. No pido nada mas ¿No ganó dinero peleando? No. Te pagaban unos dólares cuando peleabas afuera pero no podías vivir sin trabajar el resto del tiempo. ¿Hizo algún otro deporte? Ciclismo y atletismo, estaba bien físicamente por el entrenamiento. ¿Qué le recomienda a los jóvenes que tienen la idea de hacer boxeo? Que se cuiden y sean humilde, son las bases del deportista. Es muy peligroso subir a un ring fuera de estado y con la humildad la gente te quiere y respeta. Con la simpleza y la humildad que solo tienen los grandes. El “Negro“ Juan José Torres. Si no lo conocía ahora sabe quien es. GALINDEZ Y GUILLOTTI Victor era una gran persona. Pegaba muy fuerte. Una vez haciendo guantes en Canadá, me cortó. Venía muy seguido a Rojas. ¿ La contra?. Era muy vago. Guilloti, muy buen boxeador. Nació en Chacabuco y se crió en Junin. Creo que ahora vive en Baradero LAS ANECDOTAS Cuando estábamos haciendo las eliminatorias para ir a Canadá, en la Federación Argentina de Box de la calle Castro Barros, se me acerca un hombre y me pregunta quien era y de donde venía. Le contesté y me dijo“ vos sos el campeón“. A lo que le respondí: No, todavía falta mucho. A los pocos días lo vuelvo a encontrar y me entero que era árbitro. En la pelea siguiente lo cruzo nuevamente y me repite “ vos sos el campeón“. Le respondo lo mismo: Todavía falta mucho. El día de la final lo veo y me manifiesta: “ vas a ser el campeón“. ¿Le parece?, respondo. Si, este Baez (mi rival, entrerriano) no te ve en toda la noche. No serás muy buen boxeador, pero sos muy vivo. Así fue, no me tocó en toda la noche y gané el pasaporte a Winnipeg. LA COSECHA DE MEDALLAS Este es el detalle de la medallas conseguidas por los boxeadores argentino en Canadá ORO Boxeador Categoría Miguel García Pluma Jorge Ahumada Mediano PLATA Hugo Sclarandi Medio Mediano Liviano Mario Guillotti Welter Victor Galindez Mediano Liviano Juan José Torres Medio Pesado BRONCE Ricardo Aguad Pesado LOS HERMANOS SANCHEZ A los chicos los vi y poseen muchas condiciones. Les digo que se cuiden y sigan adelante porque tienen fuerza y capacidad para lograr cosas importantes. NORA, LA SEÑORA Ella es todo para mí, somos el uno para el otro y nos queremos mucho. Quiero estar junto a ella hasta el último día. WINNIPEG 67 En los Juegos Panamericanos disputados en esa ciudad canadiense, en 1967, se establecieron 13 de las 19 marcas mundiales. Hace 42 años los nadadores que compitieron en los juegos de la capital de la provincia de Manitoba marcaron 13 records mundiales, encabezadas por las estadounidenses Elaine Taner, quien batió las marcas en 100 y 200 de espalda, y Debbie Meyer, que se impuso en 400 y 800 metros libres. Winnipeg tuvo el privilegio de ser el lugar del nacimiento internacional de Mark Spitz, destinado a ser una de las leyendas del deporte mundial. Tenía 17 años y daba placer verlo deslizarse en el agua, asemejándose a un torpedo indestructible. Colgó sobre su pecho cinco medallas doradas, producto de sus victorias de 100 y 200, mariposa, ambas con récord mundial; las postas 4×100, libre; 4×200, libre, y 4×100, medley. Hay quienes aseguran que en la piscina se podría batir algún récord mundial debido a la poca resistencia del agua, pero otros especialistas creian que sería difícil pues no había tantas figuras de calidad en competencia. Además de esas hazañas en la piscina, en la pista de atletismo el legendario estadounidense Lé Evans igualó con 44,9 la marca mundial de los 400 metros llanos. Un año después Evans se coronó campeón olímpico en México’68 y quebró el récord mundial con tiempo de 43.86 segundos. Esa marca estuvo vigente 20 años desde el 18 de octubre de 1968 hasta el 17 de agosto de 1988. La otra mejor marca mundial establecida en esos juegos la impuso el estadounidense Louis Jones, quien corrió los 400 metros en 45,4. Las medallas de oro aumentaron de 156 en San Pablo a 184 en Winnipeg, debido en especial a las nuevas pruebas de natación y judo. Pero si se considera el total el país con mayor cantidad de medallas sumando oro, plata y bronce fue Estados Unidos, 244; seguido por Canadá, 106; México, 48; Cuba, 47; Argentina, 34, Brasil, 26; Venezuela, 11; Colombia, 8; Trinidad & Tobago, 7; Puerto Rico, 6, y Chile, 4. Cuba, dominador en boxeo Siete de las 10 categorías de boxeo fueron a manos de los latinoamericanos. Cuba empezaba a hacerse ver. Tres fueron sus coronas conseguidas por Enrique Regueiferos (60kg), Andrés Molina (67kg) y Rolando Garbey (71kg). La nómina la completaron los argentinos Miguel García (57kg) y Jorge Víctor Ahumada (75kg), el venezolano Francisco “Morochito“ Rodríguez (51kg) y el mexicano Juvencio Martínez González (57kg). Ragueiferos, Garbey y Morochito Rodríguez serían campeones olímpicos el año siguiente. Los juegos panamericanos de Winnipeg 1967 fueron la quinta edición de la competencia y se desarrollaron desde el 23 de julio hasta el 6 de agosto con un total de 29 países participantes en 19 disciplinas sumando 2.361 atletas.
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