Es uno de los máximos referentes del tango en nuestra ciudad – Los años de trayectoria le permitieron compartir escenarios con grandes artistas de todos los tiempo – El turf ocupa un lugar muy importante en su vida – Recuerdo, vivencias y anécdotas de un hombre simple, agradecido y triunfador. Nací con el tango adentro. En la familia paterna, tanto mi tío como mi abuelo eran artistas, a uno le gustaba cantar y hacer teatro, mientras que el otro escribía poemas. Son cuestiones hereditarias y uno trata de hacerlo de la mejor manera. ¿Solo lo canta o también lo baila al tango? No lo bailo, lo camino. Lo mío es cantar y para eso no se practica, se nace. Uno para cantar tango debe saber lo que dice y como lo dice y eso no es fácil, sale de adentro, ni se compra ni se fabrica, claro está que luego se puede perfeccionar, pero lo elemental viene con uno mismo. ¿Con quien se inicia? Tuve la suerte de comenzar con el maestro Pedro Banfi, un gran bandoneonísta llegado de Capital Federal. ¿Cuántos años tenía? Eso fue en el año 1955 o 1956, tenía unos 16 cuando gané el concurso de cantores que organizaba el Club Jorge Newbery en el Teatro Italia; desde aquel entonces no paré por cuatro décadas, es toda una vida. Siempre recalco que agradezco haber sido acompañado por mi hermano de la música que es Néstor Fullana, con él somos grandes amigos desde siempre porque nos criamos juntos ya que vivíamos enfrente. Cuando teníamos unos 10 o 12 años el andaba con una armónica mientras que yo tocaba la pandereta y cantaba y de esa manera salíamos a dar serenatas a los vecinos. Tiempo después el papá le compró un bandoneón, comienza con su nuevo instrumento y a los tres o cuatro meses y lo sabía tocar. Néstor tiene un oído musical extraordinario. Háblenos sobre la orquesta 2 X 4… Por los años 58 y 59 estaba con Pedro Banfi; en los 60 compartía dos orquestas, la típica de Víctor Solari, quien hoy está con “Los reyes del tango” radicado en Buenos Aires. Esta orquesta estaba muy bien armada, ahí compartí muchas cosa con el entrañable amigo Eduardo Delgado y Horacio Carballo, éramos tres cantores y la parte de locución era realizada por Roldan. Hacíamos las cosas muy en serio y la gente lo reconocía cuando estábamos sobre el escenario y eso es muy reconfortante, es lo que todo músico y cantante desea. Con “Coco” Ataún también aprendí mucho, es otro gran músico. Recorrimos toda la zona y hacíamos bailes todos los fines de semana, gustaba mucho porque teníamos un estilo “picadito”, a lo D’Arienzo. La gente tanto bailaba lo instrumental como lo cantado. ¿Delgado y Fullana fueron sus grades compañeros del tango? Si, si. De Eduardo aprendí mucho; él tenía mucho escenario por haber trabajado en el teatro. Además me enseñaron todos mis compañeros en hacer los silencios, los espacios, cosas que se va aprendiendo, lo demás nace de uno mismo. Gracias al tango conocí a muchas personas como por ejemplo a “Tito” Lorenze; el vivía en Chacabuco y venía a tocar a Rojas con su orquesta, luego se radicó aquí. Con Zabaleta también canté en varias presentaciones. ¿Llegó al teatro? Si, me convocaron un par de veces para hacer actuaciones. La primera fue con el “gordito” Marzano en “2 X 4 amor”. Me considero un privilegiado de haber podido trabajar con grandes actores como “Negrucha” y Marta (Seta), “El Negro” Almar, Mario Gazo. Últimamente estuve en “Tu cuna fue un conventillo”, “El conventillo de la paloma” que por suerte tuvo un éxito importante. Siento una satisfacción enorme por lo logrado. La orquesta 2 X 4 fue única, será muy difícil que aparezca otra igual… Lo tomábamos con mucha responsabilidad y las cosas salían bien. Mis años me permitieron escuchar orquestas como la de Paviolo, la de Raúl Villegas, Cuarteto “El Trébol” con los hermanos Zambuto, en aquel entonces eran lo que pisaban fuerte. Ha tenido la posibilidad de compartir escenarios con grandes figuras… Eso me lo dio la posibilidad de viajar por diferentes ciudades y me ayudo que en aquellos años en Rojas había muchos eventos importantes con estrellas de nivel nacional. El primero con quien compartí un espectáculo fue con Ángel Vargas, en 1957 en el club Rivadavia, el estaba con el maestro Armando de la Cava. Para ese entonces hacía muy poco que había ganado el concurso y sentía miedo de subir a escenario. Tuve la suerte de poder hablar con él y le explique que no estaba seguro de cantar con su orquesta porque pensaba que iba a tener miedo y no iba a moverme por el entusiasmo. Me contestó: “Tenés mucha razón pibe, te doy un consejo, estudia que algún día lo que llevas adentro te va a dar futuro”. Eso no me lo olvido nunca más. También tuve la posibilidad de estar actuando en el mismo escenario que Los 5 latinos con Estela Raval, Argentino Ledesma, Jorge Sobral, Agustín Magaldi, Héctor Varela, Alfredo De Angelis, Juan Cambareri, Los Wawanco, Opus Cuatro. ¿Qué significó estar con “Los 5 latinos”? Fue algo hermoso, Estela Raval era una muñeca en esos tiempos y tenía una extraordinaria voz. Eso fue en el club Rivadavia. Hablando de Opus Cuatro… ¿Tuvo relación con “Beto” Hassan? Siii, antes de la 2 X 4 habíamos formado una orquesta con “Coco” Ataún llamado “6 para el tango” y “Beto” tocaba el piano.
En realidad tuve la suerte de estar con artistas de nuestra ciudad que luego triunfaron en el país y el mundo como “Juanchi” Granelli, un gran amigo que lo conozco de toda la vida. El tocaba el bajo y cantaba en “Los Truenos” y nos juntábamos. ¿Y con Garralda? No tuve la suerte de cantar con él, pero lo conozco, es una gran persona y un orgullo para la ciudad que sea de Rojas. Hace poco estuvo por Alemania, recorre el mundo. ¿Con que otros rojense triunfadores estuvo? Con los hermanos Solari por ejemplo, lo que hacía Víctor era digno de observar, de un LP sacaba la partitura para toda la orquesta, es un gran compositor y arreglador. ¿Qué espejo tuvo? Siempre me gustó lo orquestal, lo instrumental y el máximo referente para mi fue el “Polaco” Goyeneche. El sabía decir, hablaba, como también lo hacía Julio Sosa. Aunque hay muchos buenos cantantes como Jorge Valdez, Carlos Dante con quien cante en las peñas que organizaba el club Argentino en el teatro Italia. En realidad cada uno y a su estilo eran muy buenos. Pero como cantor, para mí, “El Polaco” fue el más grande, sabía decir, cantar, entendía lo que interpretaba y eso marcaba la diferencia, por que es muy difícil.. Una vez el “Gordo” Manzano me dijo algo que lo recuerdo por siempre: “Pibe, el actor o cantor que no llega al público no sirve”. Ahí entendí que cuando uno interpreta y lo hace bien la gente le presta atención; si no es así es porque algo está mal. Déme una opinión sobre Discepolo y “Cambalache”… Es un bocho, un visionario que vio las cosas treinta años antes que ocurrieran; lo que escribió se vive hoy. Hay muchos compositores y escritores que marcaron épocas y estilos como Homero Manzi, Aníbal Troilo, Piazzola quien se adelantó al tiempo con un tango estilizado. Lo que hizo fue extraordinario, recorrió el mundo. ¿Nunca escribió? No, así como para cantar se nace para escribir también. Yo agarro un papel y ¿qué escribo?, no se como llenar ese papel en blanco. Realmente admiro a los que tienen la facilidad para inspirarse y volcar allí cosas con sentido. ¿Qué cantante de la actualidad le gusta? Siempre busco lo mío y en eso encuentro a Guillermo Fernández, “El Negro” Lavié, me gustaba mucho Jorge Falcón; lo conocí y puedo decir que fue una persona muy buena y además logró algo que no muchos pueden hacer, tango romántico. ¿Cuáles sfueron los temas que más disfrutaba interpretarlos? “Naranjo en flor” es uno de ellos. Hace algunos años hicimos un cassette en “La Casona” del “Vasco” Iribarren y pudimos grabarlo junto a “Coco” en el bandoneón, “Cacho” Carrizo en la guitarra y “Carlitos” Cabezón en el bajo. Se hizo a nivel profesional y tuvo muy buena repercusión. En realidad siempre me gustaron los tangos fuertes como “De puro curda”, “Tiempos viejos”, “Corrientes y Esmeralda”, “Caña”, “Yo soy del 30”, “Malena”, entre muchos otros. Uno tiene que cantar lo que sabe expresar, lo que siente y eso no es fácil. ¿Perfeccionó la voz? La voz es como un instrumento, si no la tocas y no la tenés en actividad se pone incierta. La mía es natural, estuve en el coro con Alberto Perassolo y con Juan Antonio Rodríguez, con quien hice la escuela primaria. Esas cosas me fueron orientando, pero en realidad nunca profesionalicé la voz. En la Agrupación estuve un tiempo y luego no fui más, porque soy un convencido de que las cosas que uno hace las debe sentir en lo profundo y hacerlo con todo encanto, si no es así, no sirve. ¿Qué diferencia hay del tango de ayer al de hoy? De la época mía a la actual tuvo muchas variaciones, la forma de cantarlo, se hizo más melódico, no tiene la fuerza de antes. ¿Qué es el tango para usted? El tango es todo, es parte de mi vida porque dice tantas cosas lindas que cuando las sabes interpretar se siente como que está viviendo la letra. Tuve la suerte de viajar mucho, por ejemplo, con el turf hace ya unos treinta años que ando, primero con el yerno y ahora con mi nieto. Eso me permitió ver muchas realidades como gente dormir en las plazas, en las escalinatas del subte, chicos pidiendo, gente sacando de la basura para comer y todo eso me hacen entrar en las letras de los tangos y digo ¡cuanta razón tienen!. Es por eso que cuando los canto lo hago con tanto sentimiento. EL GRAN MOMENTO DEL “PEBETE” Muchos años de mi vida los pasé trabajando para la provincia de Buenos Aires, tanto en el magisterio como en dirección de escuela, dirección de arquitectura y se me fueron allí más de veinte años, viajando mucho por motivos laborales y no tuve la posibilidad de disfrutar de mis hijos, en Rojas era una visita. A mis hijos los pude disfrutar de grande y ahora mi vida está dedicada a los nietos, es por eso que muchas veces me invitan a participar de espectáculos o eventos y les digo que no, porque mi hija me llama y me voy para Capital para ver a Emiliano (Calvente) que tiene la suerte de estar en los más alto de turf, al lado de figuras extraordinarias como Falero y Valdiviezo. Durante muchos años disfrute de la música y hoy que tengo la posibilidad lo hago con la familia y no me quiero perder un instante. TANGO DE OTROS TIEMPOS Al tango lo veo con un fuelle, una viola. El de hoy tiene batería y otros instrumentos que en mi época no se utilizaban. Antiguamente la manera de hacer esta música era distinta, no digo que sea mejor ni peor, era diferente. Algunos cosas que antes eran características hoy muchos no lo utilizan, como el contrabajo.
TIEMPOS VIEJOS Con la “Jazz espectáculo Casco” tuve la posibilidad de compartir escenario en algunos espectáculos que se realizaron en nuestra ciudad. Tenía grandes músicos como Selvio Farina, ese tano que tocaba el saxo, Raúl Villegas en la trompeta, Cela, Abel Delgado que fue uno de los mejores cantantes que tuvo la ciudad y Juan Manuel Casco era un virtuoso para dirigir, vos lo vieras. BAILES DE CAMPO Los bailes de campo eran especiales, los hacíamos con mucho gusto porque el público siempre nos acompañaba y además era el lugar que mucha gente tenía para disfrutar. En el primero que me tocó cantar fue en La Estrella. Los hermanos Alcobé llevaban los equipos de amjplificación para poder hacer el espectáculo y ese día se olvidaron el micrófono, así que me quedé con las ganas. El segundo fue en La Vigía, en ese espectáculo estaba también “Chiche” Adrover con un generador de corriente y cuando estaba por comenzar el espectáculo “Don Pedro (Banfi) con esa voz ronca que tenía me dice: “Vamos pibe, arriba”. Empiezo a cantar en lo mejor del show se me cayó el micrófono y me sentí tan mal que no quería canta más. Entonces me agarró donde Pedro (Banfi) y me dice: “Dale pibe no pasó nada”, entonces me convenció y luego seguí por cuarenta años cantando sobre los escenarios. Omar Gil. El Pato, para todos. Tanguero de ley. Con el tango en la sangre recorriendo su cuerpo como si fuera una partitura al ritmo del 2 x 4.
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